Medir la innovación

¿Cómo podemos medir la innovación?

Medir la innovación es un proceso que no siempre resulta claro. Generalmente, para medir estamos acostumbrados al uso o la aplicación de un patrón de medida que nos indique si vamos bien, en tiempo o con demoras, sumado a que son procesos o trabajos que están previamente planeados.

En el caso de la innovación es importante considerar lo siguiente:

Lo primero es entender que la innovación no se da por decreto o por ocurrencias; cuando ésta surge, es habitualmente de la incomodidad y la necesidad.

Mientras una persona, grupo o empresa estén en la “zona de confort” muy probablemente no se presentará una innovación.

De igual forma, cuando no nos cuestionamos el “statu quo” de las ideas o procesos, nuestra mente puede continuar pensando de la misma manera y por lo consiguiente, las acciones serán iguales y los resultados también.

Vale la pena cerrar este concepto con la siguiente historia:

“Un día el señor Alfredo se acercó a su esposa la señora Martha y observó cómo preparaba un rico filete de res, el cual estaba a punto de meter al horno. De pronto vio que la señora Martha cortaba las dos puntas del filete y luego lo colocaba en la charola para hornear.

Ante esto, el señor Alfredo le preguntó: ¿Por qué cortas las puntas del filete?

A lo que la señora Martha respondió: No lo sé deja le pregunto a mi mamá, ella siempre lo hacía así.

Acto seguido, llamó a su mamá y para su sorpresa, la respuesta fue muy similar. Hija, yo lo hacía así porque tu abuela lo preparaba de esa forma, mejor pregúntale a ella.

La señora Martha llamó a la abuela y le cuestionó el proceso de preparación del filete. La abuela con una calma enorme respondió. Hija, como mi horno era muy pequeño en esa época y no entraba la charola normal, tenía que recortar las puntas para que se pudiera cocinar…”

Esta hogareña historia se repite, no solo en las casas, también en los trabajos. Muchas veces hacemos las acciones sin cuestionarios, sin preguntarnos, “matando así” la innovación.

Cabe señalar que en la historia que acabamos de contar, “la abuela” realizó un proceso de innovación para poder cocinar, adaptándose a las capacidades de su cocina. El tema es que, al paso del tiempo esta innovación fue obsoleta y no se cuestionaban si lo que se hacía estaba bien, mal o para qué servía.

Dejemos a la familia en paz por un momento y pensemos cómo medir la innovación cuando sabemos que no hay un patrón o una regla, ¿cuándo es mucha o cuándo es poca la innovación para una empresa?

Vamos a analizar algunos puntos que nos pueden ayudar a saber cómo medir la innovación.

La primera pregunta es: ¿cómo vas con tus clientes?, ¿están plenamente satisfechos con tu servicio o productos?, ¿expresan felicidad y recomiendan tu trabajo?

Te recomendamos no solo pensar en tus clientes internos, considera a otras áreas con las que te relacionas, que por supuesto, también son importantes.

Te invitamos a pensar en los clientes que cada una de las empresas de Grupo Salinas atiende, y son los que generan un beneficio; entonces la pregunta es más seria: ¿qué estás haciendo para que estos clientes externos amen el servicio que prestamos?

Si tu respuesta no es clara y honestamente no percibes que todos los clientes estén plena, y absolutamente convencidos de tus servicios, productos o procesos, ¿qué crees?: Es necesario que pienses en hacer algo para cambiar, mejorar por supuesto, INNOVAR, porque estás dejando de ser un factor valioso para la organización.

Tercer combo de preguntas: ¿qué está haciendo la competencia?, ¿van adelante de ti?, ¿qué cambios están realizando?, ¿qué opinan los clientes de ellos?, ¿cómo te comparas y te comparan con la competencia?

Si cada día notas que la competencia avanza, quiere decir que necesitas replantearte cómo hacer bien las cosas.

Para comenzar a mejorar, puedes cuestionarte lo siguiente: ¿cómo está tu equipo de trabajo, va bien?, ¿su nivel de energía es el adecuado?, ¿cómo enfrentan los problemas?, ¿estás seguro de su compromiso?

¿Existe una forma de hacer mejor y con más calidad lo que hago o más rápido o quizá más barato? Estas preguntas debemos hacerlas todos los días y en cada acción, cuando te sientas muy cómodo, como flotando, deberías poner mayor atención porque quizá estás cayendo en la zona de confort.

Ahora bien, la innovación no se mide por las ideas que surgen; el tema es implementarlas y que funcionen. Y es ahí donde reside la magia. Comencemos a medir la innovación por cambios, transformaciones que funcionen y sobre todo, que beneficien a la empresa y a nuestros grupos de interés.

Podríamos concluir que si no te cuestionas y no te sientes incómodo dónde estás, no tendrás innovación que medir, porque tu empresa y tu trabajo ya no existirán. Así es que cerremos este capítulo diciendo: “la familia compró un horno más grande y aprovecharon mejor la carne”.

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