Cambios

Pequeños cambios, grandes innovaciones

Uno podría pasarse la vida entera en espera de grandes ideas. La desventaja de esto, es que la innovación no es para quien aguarda sentado. Basta parafrasear las palabras del genio pintor Pablo Picasso para dar cuenta de lo anterior: si la inspiración existe, lo mejor que te puede pasar es que te encuentre trabajando. Es debido a ello que en esta ocasión queremos hablarte de aquellos grandes inventos que nacieron de ideas pequeñas. ¿Estás listo?

La tarjeta de crédito. ¿Alguna vez has pasado la vergüenza de pedir la cuenta en un restaurante y no traer el suficiente efectivo para cubrir tu consumo? Bueno, al newyorkino Frank McNamara le ocurrió en una lujosa cena de negocios donde tenía como invitado al dueño de las exclusivas tiendas Bloomingdale’s, personaje con el cual intentaba cerrar un trato. El problema fue que el empresario había olvidado cargar efectivo consigo, por lo que debió llamar a su esposa para que le llevara el dinero necesario mientras su posible socio lo miraba con recelo. Pero más allá de preocuparse, Frank se ocupó: durante el tiempo en que esperaba, pensó en qué pasaría si alguien se afiliara con ciertos negocios exclusivos —por ejemplo el restaurante donde se encontraba— para vender membrecías con el fin de ofrecer a los clientes sus servicios sin necesidad de pagar inmediatamente. El método más fácil para llevarlo a cabo era con una tarjeta personalizada que avalara que los gastos del socio estaban cubiertos por alguien más, quien recibía un pequeño rendimiento por cada cuenta pagada. Cuando la esposa al fin llegó, Frank salió con una idea que puso en práctica en poco tiempo y que a la fecha ha generado cantidades inimaginables de dinero. ¿Te dio hambre?

Alka-Seltzer. Hablando de pandemias, hacia 1928 hubo un brote de influenza en la comunidad de Elkhart, Indiana, que obligó a un editor a proteger a sus valiosos empleados con el fin de que el periódico del día siguiente no dejara de circular. ¿De qué manera podía aliviar el dolor de cabeza, el cuerpo cortado, la deshidratación, los vómitos, el mareo? Entonces se le ocurrió administrar una aspirina acompañada con un puñado de bicarbonato a sus colaboradores y resultó que durante la epidemia fueron los únicos habitantes de toda la población en gozar de salud. Enterado de esta situación, Hub Beardsley, presidente de Miles Laboratories, puso manos a la obra y con ayuda de su químico jefe creó una tableta que liberaba los componentes activos de su producto mediante efervescencia. Éxito total. Pero aquí no acaba la historia, pues a Miles Laboratories le ocurrió lo que a muchas empresas les sucede cuando se duermen en sus laureles: para 1960 el negocio estaba a punto de declararse en quiebra por no saber reinventarse, por lo que debían duplicar sus ventas o morir en el intento. La solución la proveyó un joven mercadólogo que sugirió vender en pares las tabletas. Tan fácil como que 1+1 da como resultado el doble de ganancias. ¿Te imaginas un mundo sin antiácidos?

Post-it. ¿Cuál es tu método favorito para anotar recordatorios o notas específicas que no quieres olvidar? A menos que tu respuesta sea la de amarrarte un hilo alrededor de un dedo, no puedes negar la utilidad de los pequeños papelitos de colores que hay en cada oficina del mundo. Curiosamente el “mundo Godín” no nació con ellos, ya que fue hasta la llegada del hombre a la luna que fueron creados, solo que su uso no se ocupó fuera de este mundo, ya que Spencer Silver, su inventor, necesitaba algo más sólido que no se despegara con facilidad en las superficies de una nave. Sin embargo su idea germinó en su colega Art Fry, quien harto de que los papeles que ocupaba para señalar pasajes en su Biblia se cayeran, recordó ese sutil pegamento que podía adherirse y despegarse muchas veces sobre una superficie de papel, y si a él esto le servía, por qué no también al mundo entero. ¿Inspiración divina?

Con estos ejemplos queremos invitarte a que pongas tu inventiva a pensar en las pequeñas cosas de tu entorno que podrían cambiarte la vida a ti y al mundo entero, lo único que necesitas es determinación y saber observar los detalles sutiles de aquello que requiere ser transformado.

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