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Secretos del arte

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La historia del arte se ha construido a través de la vida y expresión de las personas; sus aspectos íntimos, sociales y culturales. Así, las pinturas rupestres o las pequeñas figurillas que representaban a la mujer, fueron los primeros discursos evocativos con los que la humanidad se manifestó individual y colectivamente.

En el mundo de las artes, cada obra es un mundo, cada autor un universo y la creatividad está en sintonía con la época, motivos por los cuales son excelentes para enviar mensajes.

Recorramos estos mensajes ocultos de algunas de las obras más famosas del arte.

Cerebro en la Capilla Sixtina

En 1508, en un intento de sabotaje por parte del pintor Rafael a Miguel Ángel, el papa Julio II encomendó al segundo la decoración de la Capilla Sixtina. El primer encargo fue la bóveda del recinto, que albergaría nueve historias del Génesis. En esta ocasión, nos centraremos en el tercer episodio: La Creación de Adán.

En la imagen, el punto central es el contacto entre los dedos de Dios y Adán, “a través del cual se transmite el soplo de la vida.” El Creador se muestra en brazos de ángeles, quienes lo dirigen hacia Adán. Tanto los seres alados como a quien trasladan se observan envueltos en un manto rojo.

Pero, ¿en realidad es solo eso? ¿La forma peculiar que adquiere no te recuerda a algo? Una de las versiones más aceptadas dice que Miguel Ángel, en su interpretación, pintó en tonos rojos una aparente tela que en realidad conforma el cerebro humano , con el cerebelo y la arteria vertebral.

Quizá el autor entendió que, al crear al hombre, Dios no solo le daba vida, también le entregaba el conocimiento y por esa razón debía rodearlo en forma de aureola.

Otra teoría apunta a una supuesta afrenta de Miguel Ángel hacia la iglesia, al atacarla indirectamente por su rechazo a la ciencia. ¿Qué piensas tú?

El grito de Munch

Sobre esta obra, Kelly Grovier, poeta estadounidense, apuntó: “El retrato de Munch de una figura que grita se ha convertido en un arquetipo de la angustia existencial. Más de un siglo después de haber sido pintado, su rostro elástico aún se hipnotiza, como una bombilla desnuda que se balancea sobre la conciencia cultural.”

La expresión de la que hablamos simboliza la angustia desesperada; el turbulento paisaje y la palidez del personaje han servido para explicar inquietud social o incluso personal. ¿Inquietud?, ¿por qué? Regresemos en a aquella época en busca de respuestas.

El grito, de Edvard Munch, fue creada en 1893. Años atrás, el artista presenció uno de los inventos más impactantes del científico Thomas Alba Edison en una de sus exposiciones.

Se trató de un poder invisible que se levantaba en un pedestal con 20,000 lámparas, las cuales formaban una bombilla gigante, casualmente muy parecida a la cabeza del personaje principal de la pintura:

“Al igual que un abultado cráneo de cristal cuyo bulbo craneal se estrecha a una mandíbula alargada y alargada, la lámpara se elevó sobre los visitantes del pabellón como si anunciara una nueva idolatría: el rostro cristalino de un dios futurista.”

Munch se asombró tanto de los primeros indicios de la era de la electricidad , que sus cavilaciones lo llevaron al punto de la inquietud, cierto vértigo e incertidumbre, miedo a lo que vendría, a la modernidad y a cómo podría impactar en la Tierra y en su tejido, a tal velocidad, como el tiempo que demora encender una bombilla.

Nacimiento de Venus: espiral perfecto

Sandro Botticelli, uno de los pintores más reconocidos del Renacimiento italiano, guardaba buena reputación entre la nobleza y la ascendente burguesía.

Como buen renacentista y humanista, toda su obra mantuvo los ideales griegos y romanos que los pensadores del momento buscaban rescatar que podría resumirse en una frase del neoplatonísmo: “(…) la supremacía del espíritu sobre la materia, en un movimiento ascendente que conducía al alma hacia Dios a través del intelecto y del amor.”

El Nacimiento de Venus, pintado por el artista en 1482, resulta un ejemplo de anterior. Una evocación al mito que relata el nacimiento de la diosa del amor, Afrodita o Venus.

En la obra, Venus, al centro, posa desnuda de pie sobre la concha que la ha llevado hacia la orilla. Su largo cabello flota en el aire y cubre sus "vergüenzas". Pero es un mechón de la dorada melena que cuelga sobre el hombro de la diosa, el que ha hipnotizado a pensadores de todo el mundo.

Se ha comprobado que el rizo es logarítmicamente perfecto, y por supuesto, no representa un adorno incidental. Pero, ¿qué significa?, ¿por qué es relevante?

La espiral es uno de los símbolos más antiguos y universales expresados por los seres humanos. Sus representaciones se han encontrado en todas las civilizaciones y en la naturaleza; se observa en galaxias, en una concha marina, en un caracol, en los pabellones de las orejas, en la caída de las hojas de los árboles, las corrientes térmicas o de los ciclones y hasta en la estructura del ADN.

Sus significados a lo largo del tiempo refieren a creación, perfección, infinito, proporción aurea, lo ideal, lo eterno u la verdad.

En el siglo XVII, un matemático suizo llamado Jacob Bernoulli, rebautizó a este símbolo como “espiral maravilloso”. Este concepto cobra relevancia en la obra de Botticelli, pues en ella, es el rizo quien susurra en el oído derecho de Venus y le revela los secretos de la verdad y la belleza.

Mensajes ocultos para la simple vista, secretos revelados para el ojo adiestrado. Lo que sí es muy evidente es que el arte es infinito, y a través de él, podemos conocernos y conocer más a aquellos de quien viene.

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