Empezaron los Juegos Bancarios con gran intensidad y nuestro primer fin de semana nos dio un gran saldo de 32 medallas en natación.

Vianey Solis Adán nos cuenta cómo conquistó el oro que soñó:

“Todavía me cuesta creerlo. Escuchar mi nombre como ganadora del primer lugar en los 400 metros libres fue como despertar en medio de un sueño que tantas veces imaginé. Ese instante en el podio, con la medalla de oro colgando de mi cuello, fue más que una victoria: fue la culminación de años de sacrificios, lágrimas, caídas y también pequeñas alegrías que me impulsaron a seguir.

Siento una mezcla difícil de explicar: alegría profunda, sí, pero también una nostalgia por todo lo que dejé en el camino para llegar aquí. Horas interminables en la piscina, madrugadas frías, lesiones, derrotas que me rompieron por dentro… Todo eso ahora se transforma en fuerza, porque me enseñó que el oro no es solo un metal: es una historia de resistencia, pasión y fe.

No gané solo una competencia. Cumplí un objetivo que nació como un sueño lejano. Agradezco a mi familia y a mis entrenadores Hugo Ugalde, Luis Ugalde y Juan Pablo Segura, quienes creyeron en mí incluso cuando yo dudaba. Hoy celebro con el corazón lleno, sabiendo que este logro no es el final, sino la prueba de que todo es posible cuando se nada con el alma.

Cada brazada fue una afirmación de todo lo que he entrenado, de cada día en que elegí seguir adelante cuando era más fácil rendirse. El 200 combinado me retó en cada estilo, me exigió equilibrio y estrategia. El 50 mariposa, en cambio, fue pura explosión, velocidad y determinación. En ambas pruebas, me sentí en mi mejor momento. Me sentí fuerte, me sentí lista.

Subir al podio fue un momento único: una mezcla de alegría, alivio, orgullo… y también lágrimas contenidas por todo lo vivido. El ambiente en las albercas es vibrante, lleno de energía, compañerismo y pasión. Compartir la emoción con otros atletas hace que todo valga la pena.

Los Juegos Bancarios son más que una competencia. Son una experiencia que me transforma cada año”.

Descubre el emotivo momento en que Vianey sale del agua y la felicitan su entrenador y su rival, que cada año le ganaba.